domingo, 14 de diciembre de 2014

INSULTOS EN LAS CANCHAS DE BALONCESTO (RADICALES)

La Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo,  la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte reunida el jueves, en complejo Policial de Canillas, ha abordado diversos asuntos de interés, entre los que cabe destacar:

Multa de 3.001 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de seis meses, a un aficionado que, situado en la Grada del pabellón, haciendo caso omiso a las indicaciones de los funcionarios que le instaban a que depusiera su actitud, insultaba y amenazaba a los jugadores del equipo contrario en el partido Estudiantes - Real Madrid,  jugado el 7 de Diciembre.

lunes, 8 de diciembre de 2014

CRÓNICA ESTUDIANTES - REAL MARDRID (JORNADA 9, ACB)

El derbi madrileño quizá no sea tanto como era, pero sigue siendo mucho. Lo es si gana el Madrid y lo es aún más si hay sorpresón y vence el tuenti Estudiantes. Si el antepenúltimo, con dos triunfos en nueve partidos hasta este domingo, tumba al líder invicto. Palacio lleno, ambiente fantástico y partido bueno. De garra. Con los colegiales dándole caña a su enemigo íntimo, presionándolo, cargando el rebote ofensivo, yendo a por todas...
Como siempre se espera, como solía. Como fue esta vez. Y enfrente un buen Madrid hasta el descanso, pardillo en el tercer cuarto y desaparecido en combate en el último, carente de la mínima inteligencia táctica, incapaz de leer el juego y de intuir lo que se le venía encima. Noche para recordar de Nacho Martín (19 puntos y 25 de valoración), fantástica su conexión con Javi Salgado en la segunda parte. El ala-pívot perdió de inicio el pulso con un Reyes pletórico, pero no dejó de aportar. Trataba de poner piedrecitas para frenar la avalancha en la pintura y colarse luego en cada resquicio de la defensa rival. Fue el motor de ese juego abierto que hizo sangrar al Madrid, que lo descolocó y lo abrasó a la vez con una lluvia de rebotes letal.
Pero llegar hasta la victoria y abrazarla resultó un camino arduo. El Estu tuvo primero que lidiar con la fuerza de choque blanca en la zona, que cargaba una y otra vez con Reyes, Ayón y Bourousis. Los de Laso venían con la debilidad colegial detectada y trataban de hacer pupa bajo el aro. Lanzaban de dos por encima del 60% de acierto en los dos primeros cuartos, con Sergio Rodríguez redoblando la carga con sus pases a los pívots, sencillos y espontáneos para él, imposibles para nosotros.
Un triple de Bourousis daba al Real once tantos de ventaja (28-39), que eran nueve al descanso (36-35) y nueve mediado ya el tercer cuarto (46-55). Entonces, Van Lacke lanzó y falló un triple, pero los árbitros le pitaron personal a Rudy con las piernas. Antes Bourousis había recibido una técnica y ahora le caía a Pablo Laso por protestar. Cuatro tiros libres y balón para el Estu, que en la acción siguiente fuerza otra falta. Y otra más en la posterior. 8-0 desde el tiro libre y partido nuevo (54-55), porque el anterior yacía roto en el cubo de la basura.
Faltaba aún sacar el estoque para derribar al miura blanco, que entró en pánico en el último cuarto y se dedicó a hacer justo lo contrario de lo que requería la situación. Perdió la calma y dejó de percutir bajo el aro: ¡venga a tirar de fuera! A Reyes, además, le abandonó el ángel. Mientras pensaban en sus fallos hacían agua en defensa. Un pasito por detrás, con faltas tontas que mandaron pronto al Estu a la línea (40 de 51). Y ahí los de Vidorreta se hicieron fuertes, como en el rebote.
Rudy volvió a la pista, quizá tarde, pero tampoco cambió nada. Mal día. Sólo Maciulis amagó a la desesperada con cuatro triples seguidos. Del 80-69 al 86-81. Si había una mínima opción, el Estudiantes la había desactivado con tres rechaces ofensivos consecutivos tras casi agotar la posesión otras tantas veces.
Jaime Fernández tuvo serenidad, aunque estuviera fallón, Simpson y Rabaseda firmaron buenos minutos y Slokar fue pieza clave. El Madrid volvió a verse superado en energía y deseo (41 a 28 en las capturas totales). Y el Estudiantes se llevó de nuevo un derbi tres años y seis partidos después. Tenía que ser el equilibrista perfecto, andar por el alambre mientras lanzaba las bolas al aire y sujetaba con la nariz una silla con un pívot del Madrid encima. Era tan rematadamente difícil, que fue posible. El Madrid mengua, el Estu crece.